La llamada de la naturaleza

El anuncio en tu entorno de que te vas a casar, suele servir de detonador de cierto tipo de comentarios y preguntas, de entre los cuales el más común es el de «¿y los niños para cuándo?». Si no se tiene cuidado, incluso uno se puede encontrar a sí mismo discutiendo su futura vida sexual con por ejemplo algún miembro de avanzada edad de la familia (situación que no deja de antojárseme harto extraña), ya que una vez dado el pistoletazo de salida de la boda, cualquiera puede sentirse con derecho a ello. Parece que llegados a este punto, se da por sentado que procrear es el siguiente paso natural.

Lo cierto es que hace ya un tiempo que vengo notando en mi entorno un fenómeno extraño en todas las mujeres que rondan (rondamos) los treinta. Es curioso, pero se ha ido despertando el insitinto maternal hasta en la que en principio podía resultar más reacia a tener niños. Hace tiempo que vienen siendo muy comunes a mi alrededor comentarios del tipo de «ay, mira, un bebé» y el clásico (léase con tono maternal) «uuuuhhhh! ooooohhh! qué riiicooooo! qué monaaaadaaaaaa!». Supongo que es sólo cuestión de tiempo que empecemos a estar rodeados de niños, ajenos y/o propios.

Lo que de verdad me preocupa sobre todo este asunto es lo mucho que me hace reflexionar sobre mi situación y sobre la situación en general de otras miles de parejas muy similares a nosotros, porque hoy en día, hay que tener mucho valor para ser padres, y no estoy hablando del estar o no preparados para asumir esa responsabilidad (que también), sino de todos los obstáculos que se nos presentan a la hora de tenerlos, criarlos y sobre todo educarlos, dado el estilo de vida actual. Ahora mismo admiro más a las compañeras de trabajo que son madres (si tuviera alguno que fuese padre seguramente también, que nadie se sienta ofendido), que a cualquier superhéroe de los cómics, sólo por tener el valor de dejar en la guardería a sus bebés con sólo 3 ó 4 meses para a partir de ese momento pasar a verlo sólo un par de horas al día hasta que cuando se quieran dar cuenta ya sean adultos y no las necesiten. Tener que dejar crecer a tu hijo pasando 12 horas diarias en el colegio y/o guardería/ludoteca, clases extraescolares o lo que sea, porque no tienes otra opción, tiene que ser muy difícil, por no hablar del escaso tiempo y ganas que puedan quedar al final del día para ejercer de padres y educar, a la vez que se intenta disfrutar de los hijos.

Quizá en un futuro cambie la mentalidad de esta sociedad esencialmente capitalista y lleguemos a tener de verdad facilidades, se valore un poco más la familia y la necesidad de una educación real y sostenible por parte de los padres. Pero mientras tanto, ante lo que nos ha tocado vivir, parece que sólo nos queda tener de verdad muchas ganas y echarle un buen par 🙂 .

26-05-2010. ¿Dónde pongo esto?, Boda, Reflexiones.

3 comentarios

  1. Visitante4576 replied:

    Si, si. el post muy bonito, profundo y maternal, pero…¿los niños para cuándo? =P

  2. Aguilucho replied:

    El chiste es buenísimo. Tan cierto como lo que dice el post.

  3. Katia replied:

    El anuncio en tu entorno de que YA TE HAS CASAO, suele servir de detonador de cierto tipo de comentarios y preguntas, de entre los cuales el más común es…

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